Agache mi cabeza y seguí, hacia delante, tratando de no volver al pasado; esperando encontrar un oasis en el desierto de mi vida; seca, opaca, cargada de tinieblas.
En la oscuridad de la noche apareció un duende: la soledad. Acompañada por la tristeza, la angustia, la melancolía y quien sabe con cuantas mas. Creo que es la primera vez que me siento tan acompañado.
La vida es una ironía, lo se. Se también que en la carrera hacia la muerte soy un mas del montón. De ese montón de personas que piensan en no pensar en el pensamiento de los demás.
Pero yo cometí un error; pensé. Recordé esas cosas que no debía recordar. Volvieron a mi vida alucinaciones del más allá. No espíritus, solo recuerdos. Recuerdos de amores que ya no están. Esos que se fueron y no volverán. Los que marcaron mi vida con marcas que no he de borrar. Marcas irremplazable, marcas de verdad. Huellas en mi alma. Golpes de una mentirosa realidad.